¿Quién soy yo sin mi trabajo? Los riesgos de basar nuestra identidad en el rol laboral.
Cuando la carrera profesional se convierte en la principal fuente de identidad, la jubilación supone dejar atrás una parte fundamental del estatus social, sentido de pertenencia y una parte importante de quién es uno.
(Fuente: La Vanguardia - María Rufino Castro)
Una de las preguntas más antiguas y existenciales que los seres humanos nos hemos planteado a lo largo de la historia es: “¿Quién soy? Desde la filosofía hasta la psicología, pasando por la espiritualidad y el arte, esta cuestión nos invita a reflexionar acerca de nuestra identidad más profunda. No se trata únicamente de nuestro nombre, ocupación o roles que desempeñamos, sino de plantearnos qué es lo que nos define más allá de las etiquetas externas.
Las etiquetas forman parte de nuestra identidad, reflejan nuestra biografía y nos permiten definirnos: soy tímida, catalana, deportista, psicóloga, periodista, católica, atea, madre o hija de... Cada etiqueta está cargada de información que ayuda a entender maneras de ser, habilidades, valores, ideas y creencias. Facilitan la conexión con personas que comparten intereses similares, generando puntos de encuentro que favorecen el sentido de pertenencia en diversos entornos sociales. Sin embargo, pueden ser muy limitantes, ya que a menudo no nos permiten ver más allá de ellas ni capturan la profundidad de lo que somos cuando nos identificamos por completo con ellas.
Hay personas que basan gran parte de su identidad en el rol laboral que ejercen. Cuando se presentan o alguien las presenta en un entorno social, con frecuencia lo hacen a través de su profesión, utilizando esta etiqueta como la principal forma de identificación. “Ella es Marta, ingeniera en una multinacional” o ”Soy Pedro, catedrático en la universidad”. Esta tendencia refleja una relación estrecha, y a menudo casi fusionada, entre la profesión y la identidad, posiblemente alimentada por la importancia que nuestra sociedad atribuye al éxito y al estatus.
Cuando la profesión se convierte en la principal fuente de identidad, la jubilación no solo significa dejar un trabajo, sino también dejar atrás una parte fundamental de su estatus social, su sentido de pertenencia y una parte importante de quién es uno.
-"Irvin Yalom, psiquiatra y padre de la psicoterapia existencial, refiere en su libro "Psicoterapia existencial" que muchas personas se alteran ante las amenazas a su carrera o a cualquiera de sus atributos externos. Creen ciertamente que “yo soy mi carrera”. En esta situación, el terapeuta procura decirles: no, usted no es su carrera, no es su cuerpo espléndido, no es su madre o padre […] Trace una línea alrededor de su esencia. Todo lo demás, todo lo que queda fuera de esa línea no es usted. Aunque todo eso se desvaneciera usted seguiría existiendo”.
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