'Quiet Ambition. I’m not just a headcount’.
Los profesionales no quieren ser jefes. El personaje que Will Smith interpreta en la película 'En busca de la felicidad', es el de un vendedor brillante que de la noche a la mañana se queda sin empleo y sin casa y es abandonado por su mujer. Padre soltero, se empeña en buscar una vida mejor y que, además, le permita disfrutar de su hijo. La película es un canto a la búsqueda de la esencia de la felicidad y la prosperidad, pero no a cualquier precio.(Fuente: Expansión - Montse Mateos)
"Es como si cada vez más personas se apuntaran a eso de devolver sentido al trabajo". En abril de 2023 un artículo de la revista Fortune acuñó por primera vez el término "quiet ambition" para referirse a un cambio de rumbo para el éxito profesional que abanderaba la fuerza laboral estadounidense.
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"Allí, y también aquí, cada vez son más los profesionales que redireccionan su ambición a la vida personal y no a subir peldaños en la escalera corporativa. Si tras la pandemia fueron los más jóvenes los que decidieron priorizar su vida personal a la ambición profesional, ahora la 'quiet ambition' se ha extendido y ya no entiende de generaciones.
-"Es una cuestión vital que conecta con el bienestar integral que todos necesitamos, y con el reto de las organizaciones del siglo XXI, que es potenciar una cultura y un liderazgo humanista y retador", asegura María García Ruiz, Co-Founder & CEO Smart Culture/Academic Director, IE Business School.
-"Todos tenemos ambición, pero no todos la dirigimos hacia arriba. Esta tendencia redefine las carreras profesionales, el concepto de éxito y el liderazgo reorientándolos hacia objetivos más alineados con los valores personales".
Según Jesus Alcoba, director creativo en La Salle Campus Madrid, "las organizaciones se han vuelto excesivamente complejas y en el futuro lo serán cada vez más. Un empleado que no entiende qué aporta a la creación de valor se convierte en un trabajador sin compromiso. Estamos regresando al Chaplin de 'Tiempos Modernos', engullido y alienado por una maquinaria sin sentido".
"Las empresas deben abordar una redefinición casi total de ellas mismas, entender la carrera y la promoción de otra forma como algo que va mucho más allá: redefinir las estructuras, la relación con sus trabajadores y el sentido mismo de su existencia: "El objetivo de la rentabilidad y la retribución del accionista no debería importar tanto como el propósito de contribución a la sociedad y el servicio a valores superiores".
"Si el ascensor social se ha detenido no es de extrañar que la escalera corporativa corra peligro, porque ambos fenómenos forman parte de la misma progresión: trabajar para ascender y ascender para prosperar en la vida. Si no se puede ascender, no se puede progresar y, por tanto, no merece la pena matarse a trabajar"
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