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jueves, 24 de octubre de 2024

Alemania ha probado la semana de cuatro días y tiene claro su veredicto

Alemania ha probado la semana de cuatro días y tiene claro su veredicto: "la jornada laboral de 4 días no reduce la productividad. El 73% de las empresas que han participado en el estudio no volverá a la de cinco.

(Fuente: Business Insider - Enrique Luque De Gregorio)

"Alemania ha sido el último país que ha puesto en marcha la medida y los resultados de un estudio piloto apuntan a mejoras tanto en la satisfacción de los empleados como en la productividad. Durante seis meses, 45 empresas alemanas, en su mayoría pequeñas y medianas, participaron en un proyecto piloto impulsado por la iniciativa global "4 Day Week" y la consultora Intraprenör. El estudio, dirigido por University of Münster evaluó el impacto de esta reducción en las horas de trabajo, manteniendo los salarios sin cambios."
https://lnkd.in/e8w4atUH

"Según Prof. Dr. Julia Backmann, el 70% de las empresas que participaron afirmaron que planean continuar con la jornada de cuatro días. Este dato resalta el éxito de la prueba, a pesar de que un 20% de las organizaciones optó por volver a la semana tradicional de cinco días y un 10% aún no ha tomado una decisión."

"Uno de los hallazgos más interesantes fue el aumento de la satisfacción entre los empleados. Los participantes informaron una mejora en su bienestar físico y mental, registrándose una reducción significativa del estrés."

"En cuanto a la productividad, a pesar de la reducción en las horas de trabajo, las empresas no solo lograron mantener sus niveles de ventas y beneficios, sino que en algunos casos reportaron ligeros aumentos en estos indicadores. La clave para lograr estos resultados parece estar en la optimización de los procesos laborales. Más del 60% de las empresas participantes redujo el número de reuniones o su duración, y alrededor del 25% introdujo herramientas digitales para mejorar la eficiencia."

[Si hay algo que tengo claro desde que comencé mi andadura en el mercado laboral es que "If you really want to do something you will find a way. If not you will find an excuse."

Quizás ha llegado ya el momento de dejar de tratar al trabajador como un recurso más, como un coste a minimizar, que se incorpora al proceso productivo como si fuera una viga de acero o unos sacos de cemento que se intentan comprar en el mercado al menor precio posible y se prescinde de ellos cuando encontramos alternativas más baratas y comenzar a olvidarnos del nefasto lema de Milton Friedman: "El único objetivo de cualquier empresa es maximizar el beneficio para sus accionistas", y comenzar a trabajar para que las innovaciones tecnológicas tengan como propósito el de contribuir a la mejora social y los intereses comunes para generar "Prosperidad Compartida", como explica en Nobel de economía, Daron Acemoglu, en lugar de generar riqueza únicamente para una "Élite Extractiva" como ha sucedido durante toda la historia de la humanidad.]

La gran estafa del amor por el trabajo

"La gran estafa del amor por el trabajo. Enamorarnos del trabajo es la última gran trampa del capitalismo", dice la escritora Sarah Jaffe.

(Fuente: El Mundo - Noa de la Torre Alfaro)

¿Se nos rompió el amor de tanto usarlo? El amor al trabajo se supone que no sólo iba a proporcionarnos un sueldo, sino que iba a ayudarnos en nuestra realización personal, iba a darnos un sentido a nuestra vida e iba a hacer de nosotros unas personas felices y sonrientes.

"El amor al trabajo es una estafa", sentencia Sarah Jaffe, la escritora y periodista estadounidense que publica ahora en España "Trabajar. Un amor no correspondido" (Capitán Swing Libros). La tesis de su best seller es que "el mito del trabajo por amor se está resquebrajando. Se ha demostrado que es falsa la idea de que si trabajas en lo que te gusta, en realidad no trabajarás".

"Da igual si te apasiona lo que haces, eso decimos para autoconvencernos, y si tu trabajo es vocacional. Enamorarnos del trabajo es la última gran trampa del capitalismo porque el amor es ciego y puede que no lo veamos, pero los sueldos llevan años estancados mientras el nivel de vida sube sin parar, una carrera universitaria ni siquiera garantiza ya un buen puesto, trabajamos más horas que nunca, estamos disponibles hasta para contestar al mensaje del jefe desde la cama y vamos galopando a lomos de crisis económicas que lo único que nos han traído son recortes y la soga de no saber cuándo será el siguiente despido. ¿Trabajar por amor, decían?"

Es lo que Jaffe llama 'el desenamoramiento laboral'. Y sus síntomas son cada vez más palpables: 'the Great Resignation' que provocó que millones de trabajadores estadounidenses dimitieran de sus puestos tras la pandemia; el triunfo de la filosofía del 'Quiet Quitting' para hacer lo mínimo imprescindible en el trabajo en lugar de darlo todo hasta la extenuación, o la 'Quiet Ambition', la tendencia que abrazan los jóvenes de la Gen Z para priorizar su salud mental y no el ascenso en su carrera laboral."

"El capitalismo necesita controlar nuestros afectos, nuestra sexualidad y nuestros cuerpos para mantenernos separados", afirma Jaffe. "Su mejor truco ha sido convencernos de que nuestro gran amor es el trabajo. La paradoja es que ese amor es en realidad un fenómeno reciente".

"La idea de que nos tiene que encantar nuestro trabajo es un invento moderno del capitalismo, lo habitual durante toda la historia de la humanidad era algo tan obvio como asumir que el trabajo era un terrible castigo bíblico que estábamos condenados a sufrir."

"Al fin y al cabo, los ciudadanos libres en la Antigua Grecia despreciaban el trabajo y lo consideraban algo propio de los esclavos. Durante muchos años, se esperaba que la gente trabajase porque no tenía otra opción. Y seguimos sin tenerla, pero ahora con la presión añadida de que en el trabajo además debemos encontrar algo que nos llene y nos satisfaga".