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viernes, 23 de agosto de 2024

Especulamos para sobrevivir. Así son los criptobros

“Especulamos para sobrevivir”: cómo el ultraliberalismo y la precariedad crearon a los ‘criptobros’.

Las nuevas tecnologías y las crisis han convertido la especulación financiera en un arma contra un mundo cada vez más hostil. Pero extiende entre los jóvenes ideas propias de un libertarismo de élite.
(Fuente: El Pais - Enrique Rey)

"Desde la gran crisis financiera de 2008, la figura central de nuestras sociedades, es decir, el modelo de sujeto que interactúa con la economía y la política, ya no es aquel 'homo economicus' caracterizado por su racionalidad a la hora de tomar decisiones, sino un nuevo 'homo speculans' que continuamente debe reajustar sus expectativas y previsiones sobre el futuro y que usa la imaginación para enfrentarse a la volatilidad de todo lo que le rodea".

"Especular ya no es solo la rápida compraventa de activos económicos basada en previsiones sobre su precio inminente, sino que también es nuestra manera de abordar la incertidumbre (laboral, económica, sentimental…) ayudados por la tecnología." Explica Aris Komporozos-Athanasiou, profesor de sociología en el UCL.

"Como resultado, surgen comunidades como la de los criptobros, esos hombres que compadrean por los rincones menos ventilados de Internet y que son libertarios en lo económico pero reaccionarios en lo social."

"Asomarse a Internet supone, desde hace algunos años, toparse continuamente con ofertas de inversión o con gurús de todo tipo que te aconsejan qué hacer con tu dinero. Criptomonedas, brókers de bolsa online, depósitos bancarios a plazo fijo, inversión inmobiliaria… las opciones son infinitas y entre ellas casi siempre se cuela alguna estafa."

"Las clases populares en contextos de desposesión, deslocalización y crisis provocados por el avance de las políticas neoliberales, terminan por asumir a pequeña escala las lógicas de captación de oportunidades e informalidad que propone el capital, y por reproducir el discurso vitalista de las élites."

"Eso podría explicar que sean los menores de 35 años (el grupo social que más riqueza ha perdido durante la última década) quienes más invierten, y parece que la tendencia acelera cada año. Eso genera unos lazos y unas comunidades para cuyos miembros la incertidumbre ya no es solo la característica principal de los mercados financieros, sino de la totalidad de la vida."

"Es un ecosistema de jóvenes desafectos con un sistema del que se sienten abandonados. Sienten una gran frustración provocada por promesas rotas que ha dado lugar a extraños movimientos que contienen una mezcla rara de teorías de la conspiración, autoayuda, relatos religiosos y la necesidad de pertenecer a algo más grande o de imaginar una narrativa compartida."