There’s a Very Good Reason College Students Don’t Read Anymore.
(Source: The New York Times - Jonathan Malesic)"Hasta 2011 impartía una asignatura no troncal sobre el significado y el valor del trabajo. Era una asignatura de esas que los estudiantes dicen que tienen que «quitarse de encima» antes de pasar a las asignaturas principales."
"Les sugería nueve libros. Sabía que era mucho pedir, pero la mayoría se leían unos cuantos y en clase manteníamos animados debates sobre el significado que el trabajo había tenido a lo largo de la historia."
"Después de 13 años, tras una pandemia y la irrupción de la IA generativa, proponer una lista de libros de esa magnitud es pura ciencia ficción. Hace cuatro años que ya ni quiera sugiero libros enteros, sino fragmentos de algunos".
"Es cierto que sus cerebros han sido hackeados por los poderosos algoritmos del capitalismo de vigilancia para secuestrar su atención y monetizarla tal como explica la catedrática de sociología Shoshana Zuboff de Harvard University, pero también me pregunto si los estudiantes no hacen sino responder de forma racional a la visión de la vida profesional que les está vendiendo en estos momentos nuestra sociedad".
"En esa visión, la productividad no depende del trabajo, y un sueldo tiene poco que ver con el talento o el esfuerzo. Durante décadas se les ha vendido la idea que la universidad básicamente sirve para prepararse para la vida laboral y por tanto hoy en día piensan que el esfuerzo por comprender los argumentos expuestos por los grandes escritores no les servirá de gran cosa para prosperar en una economía que parece funcionar a base de likes, viralidad y engagement".
La sociedad les vende una idea del éxito profesional en la que el trabajo intelectual parece opcional y los puestos corporativos más cool nos muestran imágenes idílicas que parecen consistir en una serie de reuniones en azoteas donde todos visten muy casual y fashion, en almuerzos gratuitos (preferiblemente brunches) y happy hours para fomentar el team-building, es decir la sociedad les venden un estilo de vida y no un trabajo. Y, por supuesto, el trabajo al que todo Gen Z tiene que aspirar es al de ser influencer, una tentadora perspectiva que parece estar siempre a la vuelta de la esquina esperando para dar el pelotazo con esa publicación viral que les permitirá escapar de la maldita rueda de hámster corporativa (12 horas al día, osea media jornada) con la que nunca podrán siquiera comprar una vivienda ni tener vida propia.
En conclusión, si la imagen del éxito que les venden hoy en día es esa fantasía, a la que se agarran por desesperación como a un clavo ardiendo, que no es fruto de los conocimientos ni las habilidades, sino de crearse una marca personal y generar contenido destinado a ser viral y vivir de patrocinadores, y si esta es la economía en la que los estudiantes creen que van a entrar, ¿por qué deberían esforzarse en leer?