Tras dos años usando ChatGPT he empezado a pedirle consejos personalizados. Claramente sabe demasiado sobre nosotros. Ya no es que ChatGPT recuerde nuestras interacciones. Es que construye un perfil psicológico tan preciso que va más allá de nuestra comprensión de la privacidad.
(Fuente: Xataka - Javier Lacort Ricart)Ya no estamos ante el ChatGPT inicial, que respondía de forma genérica, o que necesita que le expliquemos quiénes somos en cada conversación. La IA, desde que es capaz de recordar, ha estado observando, aprendiendo, y sobre todo, conectando puntos. Infiriendo. Construyendo un perfil sobre nosotros más preciso que el que tienen muchos de nuestros amigos.
Ha inferido de rasgos de nuestra personalidad que quizás ni nosotros teníamos del todo claros. Sabe qué nos motiva, qué nos frena, qué nos hace dudar. Hasta qué músculo se nos suele sobrecargar. Su memoria puede ser desactivada, pero esto revela de qué es capaz.
Y aquí es donde empiezan nuevas dudas. La capacidad de una IA para construir perfiles psicológicos detallados a partir de nuestras interacciones supone un punto de inflexión en la historia de la privacidad digital.
Una IA con este nivel de comprensión psicológica puede ser capaz de anticipar crisis personales, detectar cambios sutiles en nuestro estado mental, o incluso manipular nuestras decisiones apelando a sesgos que ni sabíamos que teníamos.
Mireia Olivan Bevia, Digital Business Strategist & Content Creator, nos explica en este video qué ocurre cuando le pides a ChatGPT que te cuente todo lo que sabe sobre ti.