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domingo, 5 de marzo de 2017

Brevísima historia de la humanidad



- Señora, su marido ha muerto, pero en diez minutos podrá hablar con él.

Aquél era el Protocolo de Entrada. Cuando se extraía la copia de la conciencia de una persona para que pasara a habitar un cielo virtual, el resultado era la muerte física del original.

'Los que sueñan' de Elio Quiroga. Premio Minotauro 2016

Primera parte - En busca del fuego

Una mañana de domingo a finales de noviembre de 1974, un equipo de investigadores estaba excavando un sitio remoto de la región de Afar, en Etiopía. Durante un reconocimiento del área, el paleoantropólogo Donald Johanson descubrió unos restos óseos. Inmediatamente se dio cuenta de que pertenecian a un ancestro humano. Se trataba del esqueleto de una hembra que andaba sobre sus miembros posteriores, signo formal de una evolución hacia la hominización. La bautizaron con el nombre de Lucy, que proviene de la canción 'Lucy in the Sky with Diamons' de los Beatles, ya que era la canción que escuchaban los investigadores en el momento del hallazgo.
Lucy es considerada como la mejor candidata a ser nuestro ancestro directo y, gracias a este y otros descrubrimientos, sabemos ahora que el proceso evolutivo, que culminó en nosotros, no fue lineal, hubo variaciones y experimentación en el camino, y muchas especies acabaron extinguiéndose, como el hombre de Neanderthal


Reconstrucción de Lucy expuesta en el Museo Nacional de Historia Natural 
en Washington D. C.

Lucy, tambien conocida técnicamente como (AL 288-1) está catalogada como homínido de la especie Australopithecus afarensis, y sus restos se considera que tienen de entre 3,2 a 3,5 millones de años de antigüedad. Esto implica que han tenido que pasar más de 3 millones de años para que la evolución darwnista haya modelado nuestra especie hasta alcanzar el actual estado de homo sapiens sapiens. Más de 3 millones de años de lenta evolución a expensas de mutaciones aleatorias que en función del entorno nos fueran confiriendo, o no, una ventaja adaptativa que las hiciera perdurar y se fueran perpetuando para ir modelando nuestro cuerpo y cerebro y acabar convirtiéndonos en la especie dominante. 

Segunda Parte - Fusionándonos con las máquinas

El 9 de octubre de 2010 podría ser considerado desde un punto de vista histórico como el inicio del segundo nivel de la evolución humana ya que ese día en la sección de tecnología del New York Times apareció una noticia que marcaría un antes y un después en la historia de la humanidad y fue cuando nos dimos cuenta que las máquinas habían salido (literalmente) de su 'zona de confort' y habían comenzado su exponencial ascenso. El diario publicaba la noticia del proyecto secreto en el que Google había estado trabajando: un vehículo autónomo que hacia tiempo recorria las calles de San Francisco y Los Angeles. De hecho la noticia añadía que ya tenían 7 prototipos y habían recorrido más de 22.000 kms realizando pruebas con tráfico real. 
[En el libro 'The New Division of Labor' publicado en 2005 por Frank Levy y Richard Murname, académicos del MIT y Harvard respectivamente, dividían las tareas entre aquellas que podían realizar los ordenadores y aquellas que estaban fuera de su alcance para poder establecer las áreas donde los humanos podrían especializarse y prosperar laboralmente. Conducir vehículos estaba totalmente fuera del alcance de las computadoras y por tanto, concluían que todos aquellos empleos relacionados con la conducción como taxistas, transportistas y repartidores tenían su trabajo asegurado.]


Primera imagen del prototipo de vehículo autónomo de Google, un Toyota Prius que en 2010 cuando salio a la luz ya había recorrido miles de kilómetros. 

Desde entonces no hay pasado un solo dia en que las webs especializadas en tecnologia no nos informen sobre nuevos avances en conducción autónoma, en inteligencia artificial, en robótica humanoide y en smart software capaz de realizar tareas que se creían reservadas para el intelecto humano. De hecho cualquiera de los grandes fabricantes de vehículos que llevaba décadas anclado en su zona de confort no ha tenido más opción que presentar una gama de vehículos autónomos y eléctricos para no desaparecer del mercado. 
El nivel de alarma ante no solo la perdida de empleos en favor de las máquinas sino de obsolescencia como seres humanos ha llevado a gurús y visionarios de la talla de Elon Musk a decir que la única alternativa para nuestra supervivencia como especie es convertirnos en cyborgs instalándonos microprocesadores para incrementar nuestras capacidades cognitivas y de raciocinio, ampliaciones de memoria para almacenar grandes cantidades de información y prótesis para incrementar nuestra destreza física. Estas declaraciones que tanto revuelo han levantado entre humanistas alegando que nos restan nuestra esencia más genuina como seres humanos son casi una obviedad dado que ya somos en parte cyborgs todos, ¿acaso no somos totalmente dependientes de nuestro móvil?, ¿no sufrimos ataques de nomofobia cada vez que nos lo dejamos olvidado o lo perdemos de vista por un momento?, ¿no hemos externalizado gran parte de nuestra memoria y capacidad de cálculo en 'la nube'? simplemente no tenemos implantados los smartphones de forma subcutánea pero por lo demás ya están totalmente integrados en nosotros y nos son totalmente imprescindibles



La empresa naval Navantia tiene previsto adquirir exoesqueletos desarrollados por la multinacional estadounidense referente en el sector de la industria de defensa, Lockheed Martin para levantar por ejemplo grandes pesos sin esfuerzo.




Uno de los proyectos que está desarrollando actualmente la DARPA (Defense Advanced Research Projects Agency) está basado en implantes cerebrales para aumentar las capacidades cognitivas de las tropas.  


Pero, ¿donde está el límite de la ciborgización? ¿tiene alguien hoy en día algún reparo en ponerse lentes de contacto para corregir la miopía? y si las lentillas además analizaran a través de las lagrimas tu estado de salud y dispensaran los medicamentos necesarios para sanarte y si incorporaran un sistema de visión nocturna y funciones de microscopio, telescopio y visión termográfica o de infrarrojos y si en lugar de esperar meses o años para un trasplante de riñón, hígado, pulmón etc, hubiera todo tipo de órganos artificiales preparados para implantarlos sin riesgo de rechazo, ¿se negaría alguien a usarlos alegando que le restaban humanidad? ¿y si hubiera todo tipo de prótesis para sustituir cualquier miembro dañado o amputado debido a accidentes?  ¿y si aprender un nuevo idioma fuera tan sencillo como realizarte un implante de memoria? ¿y si en lugar de pasar años sentado en un pupitre copiando apuntes y después memorizándolos pudiéramos acceder y comprender cualquier tipo de conocimiento con solo instalarnos una nueva versión mejorada de nuestros circuitos neuronales?. Y si llegamos al límite, ¿por qué no transferir nuestra conciencia a un robot o a un servidor donde poder prescindir de las limitaciones biológicas?

Tercera parte - Jugando a ser dioses

¿Somos la única especie que tiene una plena consciencia de su desaparición? ¿Fue la aparición de las religiones un producto de la selección natural al conferirnos algún tipo de ventaja adaptativa? ¿compartir mitos comunes nos hacia cohesionar como grupo y generar sinergias para conseguir logros que de forma individual no hubiéramos alcanzado? ¿les confortaba a los primeros homínidos la esperanza de seguir viviendo en otra dimensión, forma, estado o naturaleza frente al terror que debieron experimentar al ser conscientes de que toda su existencia, recuerdos, experiencias, familiares y amigos desaparecerían una vez muertos y por tanto seria como si nunca hubieran existido? Todas las religiones de que se tiene constancia, incluidas todas las formas de espiritualidad modernas, por muy diferentes que sean en las exigencias que se piden a sus miembros, por muy exóticos que sean los rituales que llevan aparejados y por muy cambiantes que sean las normas que regulan su pertenencia, tienen un rasgo común, garantizar que de una forma u otra la muerte sólo es un cambio de estado donde perdemos la parte biológica y pasamos a vivir en cielos o infiernos, vamos saltando de reencarnación en reencarnación o 'nuestra energía' 'nuestro yo', 'nuestro ser', 'nuestra alma' (o lo que sea) vive en otra dimensión (lo que sea que eso signifique).  


El historiador del futuro y superventas Yuval Noah Harari, explica como a lo largo de la historia, el envejecimiento y la muerte siempre se trataron como problemas metafísicos, como algo decretado por los dioses, algo esencial que define a los humanos, que define la condición y la realidad humana pero la nueva actitud consiste en tratar el envejecimiento y la muerte como problemas técnicos, básicamente similares a cualquier otra enfermedad como el cáncer, el alzheimer o la tuberculosis. Puede que aún no conozcamos todos los mecanismos y todos los remedios, pero en principio la gente siempre muere por motivos técnicos como arterias atascadas, ataques al corazón o debido a células cancerosas que se extienden por el hígado o algún otro órgano pero no por motivos metafísicos.

A día de hoy la exponencialidad tecnológica hace que lo que siempre había estado confinado en los dominios de la ciencia ficción se convierta en realidades tangibles a través de desarrollos tales como traductores universales, sistemas de transporte por levitación magnética, naves espaciales con destino a Marte para establecer colonias...
(¿Son los ingenieros que diseñan nuestro futuro unos grandes consumidores de ciencia ficción que guía sus invenciones o han sido los escritores de ciencia ficción unos grandes visionarios con capacidad para imaginar el nivel tecnológico que alcanzarían los humanos?) 

La ciencia ficción ya hace años que fantasea con la inmortalidad o la transferencia de conciencia entre humanos o de humano a máquina tratada desde un punto de vista estrictamente tecnológico prescindiendo de cualquier componente místico o apelando a deidades. Repasemos algunas de las más conocidas:
Eternal, protagonizada por Ryan Reynolds y Ben Kingsley trata sobre la posibilidad de transferir la mente de un anciano millonario a punto a morir al cuerpo de un joven soldado muerto en combate y sometido a un proceso de criogenización hasta completar el transvase.  Los sustitutos de Bruce Willis describe un futuro donde los humanos han prescindido de la interacción física y controlan mentalmente avatares robóticos mejorados de ellos mismos. Chappie, trata la transferencia de conciencia de humano a robot. Transcende, película sobre la transferencia de conciencia de humano a servidor. (sin olvidar por supuesto que todas estas películas incorporan en la trama su correspondiente grupo de resistencia formada por neoluditas opuestos a la deshumanización de las personas y con su correspondiente final de moralina hollywoodense: 'niños, jugar a ser dioses es muy peligroso. No lo intentéis en casa'). 


 


Si un fallo renal en un futuro puede solucionarse tan fácilmente como implantándose un riñón artificial antirechazo con una intervención no más complicada que la extracción de una muela , ¿quien se negaría? por la misma razón si te dan a elegir entre reponer todo tu enfermo o envejecido cuerpo biológico por otro sintético, ¿rechazarías la oferta a cambio de la vana promesa de 'otra forma de existencia' del dios de turno que te haya tocado en el momento histórico de tu vida?

La mejor descripción que hasta ahora nos ha ofrecido la ciencia ficción de lo que la ciencia podría ofrecernos en términos de vida eterna corresponde a la serie de culto 'Black Mirror', en concreto el cuarto capítulo de la tercera temporada titulado 'San Junípero' [Spoiler Alert!] donde rizando el rizo se mantienen relaciones entre un ser vivo en estado terminal con otro muerto que ya habita en un cielo virtual recreando los cuerpos que tenían de jóvenes.


La anciana que aún está viva pero en estado terminal, a través de una interface neuronal entra puntualmente en el cielo virtual donde vive su novia ya fallecida. El problema que plantean los neurólogos preguntados al respecto consiste en que si únicamente mapeamos el cerebro y subimos todos y cada uno de los recuerdos de una persona y usamos un programa para generar una personalidad sólo conseguiremos una simulación de lo que fue la persona en vida. Para que realmente se pueda seguir viviendo en sistemas de mind uploading hay que subir 'algo más', ¿la mente, la conciencia, el yo, el alma?

El tema que plantea Black Mirror no es novedoso, en el doceavo episodio de la sexta temporada de Star Trek la Nueva Generación emitido en 1993, el personaje ficticio del Profesor Moriarty escapa de su vida virtual en la holocubierta y tras ser capturado es confinado en un entorno virtual de duración infinita donde podrá vivir aventuras sin fin. 

Pero hemos de ser conscientes que estas tecnologías son caras, muy caras, y como dice Yuval Noah Harari, 'La élite económica y política está más comprometida con el crecimiento económico que con la estabilización ecológica. En parte porque presuponen que tendrán dinero y tecnología para salvarse de las peores consecuencias. Como en una arca de Noé tecnológica, mientras los pobres de Bangla-Desh se ahogan. El otro futuro preocupante es la creación de castas biológicas utilizando la biotecnología o la comunicación directa entre el cerebro y los ordenadores para conseguir capacidades mucho mayores que las del homo sapiens. Por primera vez en la historia habría una barrera biológica real entre ricos y pobres. En un futuro no muy distante puede resultar que los ricos sean más inteligentes que los pobres. Y eso abre unos escenarios terroríficos'.

Si en el siglo XX mejoró la vida del humano medio fue debido a que los gobiernos, en todo el mundo, establecieron sistemas masivos de educación, salud y del estado del bienestar porque necesitaban obreros para producir en las fábricas y por tanto tenía sentido invertir en su bienestar (es decir desde un punto de vista estrictamente económico era racional tener a la mano de obra en forma y bien alimentada para que fuera más productiva). En el siglo XXI las élites perderán sus incentivos para invertir en la salud, la educación y el bienestar de la mayoría porque la mayor parte de la gente será innecesaria debido a que las empresas ya no necesitarán humanos. 'Esto no significa que los vayan a exterminar de forma activa, solo que los gobiernos invertirán cada vez menos en ellos. Y esto ya está sucediendo ahora en el todo el mundo'. Desde la época de los faraones pasando por los señores feudales, la pirámide del poder siempre ha tenido una cúpula muy pequeña y una amplia base sustentándola. 



¿Será el futuro una utopía como en la federación unida de planetas de Star Trek donde la pobreza ha sido erradicada, no hay clases sociales, los recursos son ilimitados y cada ser humano desarrolla su potencial intelectual o será una distopía como en Elyseum donde los seres humanos se dividen en dos grupos: los ricos, que viven en una estación orbital y poseen máquinas que curan automáticamente cualquier enfermedad y los pobres que sobreviven hacinados en una Tierra devastada y superpoblada en la más absoluta miseria?